SĂ© que no exagero, inconsciente e involuntariamente, la escasez de mis recursos y la dificultad de mi vida… SĂ© que, de no ser por la misericordia de Dios, fácilmente podrĂa haber sido, por cualquier cuidado que se tuviera de mĂ, un ladronzuelo o un vagabundo.— Charles Dickens